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Motivación Intrínseca y el Mito de Sísifo

  • Foto del escritor: Aron Alma
    Aron Alma
  • 10 ene
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 17 ene

La motivación es una moneda de dos caras, una mirando hacia afuera, la Motivación Extrínseca; y otra hacia dentro, la Motivación Intrínseca.


La Motivación Intrínseca es la fuerza que impulsa a las personas a actuar por el interés y la satisfacción que obtienen de la actividad misma, sin depender de recompensas externas. En un mundo donde la productividad y los incentivos extrínsecos a menudo dominan, explorar y fomentar la motivación intrínseca es clave para desarrollar el talento humano de manera sostenible y significativa.


Qué es la Motivación Intrínseca


La motivación intrínseca se define como el impulso de realizar una actividad porque resulta interesante o gratificante en sí misma. A diferencia de la motivación extrínseca, que depende de recompensas externas como dinero o reconocimiento, la Motivación Intrínseca nace de necesidades internas.


Edward Deci y Richard Ryan (1985), con su Teoría de la Autodeterminación, identificaron tres necesidades básicas que nutren esta forma de motivación:


  • Autonomía: Sentir que nuestras acciones son voluntarias y alineadas con nuestros valores.

  • Competencia: Experimentar un sentido de logro al superar desafíos.

  • Relación: Percibir conexiones auténticas con otras personas.


Cuando estas necesidades están satisfechas, las personas tienden a involucrarse más profundamente en sus actividades, lo que resulta en un mayor compromiso y satisfacción.



hombre con mano alzada motivado - Psicología del Talento - Motivación Intrínseca

Ignorando la Motivación Intrínseca, la persona como máquina


Durante la Revolución Industrial, el enfoque en la productividad y la eficiencia transformó profundamente la forma en que se estructuraba el trabajo. En este período, las empresas comenzaron a organizarse en torno a principios mecanicistas, priorizando la estandarización y el control sobre cualquier otra consideración. La motivación intrínseca, con su énfasis en la autonomía, el propósito y la satisfacción personal, quedó relegada en favor de sistemas centrados exclusivamente en incentivos externos.


La gestión científica de Frederick Taylor, conocida como taylorismo, representó uno de los enfoques más influyentes. Taylor creía que los trabajadores eran más productivos cuando seguían instrucciones precisas y repetitivas, eliminando cualquier margen de decisión o autonomía. Las tareas se dividían en pasos simples y estandarizados, con la intención de maximizar la eficiencia, pero sacrificando completamente el interés o el disfrute inherente de los trabajadores por su labor.



En este modelo, el énfasis recaía en la motivación extrínseca: salarios, bonificaciones y, en algunos casos, el miedo al castigo. El trabajo se concebía como un medio para un fin —ganar dinero—, ignorando por completo las necesidades humanas de creatividad, autonomía y sentido.


Esta tendencia, aunque pudiera parecer propia de décadas anteriores, aún continúa vigente y está con mayor presencia de la que podemos pensar. Aún seguimos queriendo generar formas de hacer utilitaristas, automatizadas y mecánicas, sustituyendo el valor humano de las personas.

Cyborg - Psicología del Talento - Motivación Intrínseca

Motivación Intrínseca y el Mito de Sísifo


Sin embargo, ¿la recompensa es suficiente como fuente de la motivación?


Nos remontamos a la Antigua Grecia y a un relato emblemático sobre el esfuerzo y la motivación, el Mito de Sísifo.


Sísifo era un rey con ingenio con el fin de hacer prosperar su reino a costa de cualquier medio. Todo comenzó cuando Asopo, el dios de los ríos, llegó a las puertas del reino ya que su hija había desaparecido. Sísifo, vio en la tragedia de Asopo una oportunidad. Sabía que Zeus había tomado a su hija, pero en lugar de guardar el secreto, decidió usarlo en su favor. “Te revelaré lo que deseas saber, pero a cambio, deberás hacer que el agua de tu río fluya por mi árida ciudad”. El dios, desesperado por recuperar a su hija, aceptó el trato. Así, el agua comenzó a llenar los campos de su reino.


Zeus, furioso al descubrir la traición, no tardó en enviar a Tanatos, la muerte personificada, para castigarle. Pero Sísifo la recibió con un plan: al ver las cadenas de Tanatos le preguntó cómo funcionaban. La muerte, accedió a demostrarlo y en un error fatal, Sísifo encadenó a la muerte, atrapándola bajo llave en los confines de su palacio. El mundo se sumió en un caos: nadie podía morir, los soldados caían en batalla y seguían luchando; los ancianos sufrían enfermedades interminables, ni los sacrificios llegaban a los dioses. Zeus, enfurecido intervino personalmente para liberar a Tanatos.


Cuando la muerte regresó, el rey tramó otro engaño. Antes de ser conducido al inframundo, le dijo a su esposa que no realizara los rituales funerarios. Una vez en el Hades, Sísifo se quejó: “Mi esposa ha deshonrado a los dioses al no rendir homenaje a mi muerte”. “Déjame regresar a la tierra para castigar su insolencia y asegurar que los rituales sean cumplidos.” Así, Sísifo escapó nuevamente de su destino.


Pero los dioses no podían ser engañados eternamente. Cuando Sísifo fue finalmente capturado, Zeus decretó un castigo eterno.


Sísifo subiendo una roca por la montaña, referenciando la Motivación Extrínseca - Psicología del Talento - Arón Alma

En el inframundo, Sísifo fue obligado a empujar una roca gigantesca hasta la cima de una colina. Era un trabajo que requería mucho esfuerzo y toda su fuerza. Día tras día, Sísifo lograba avanzar lentamente hacia la cumbre. Sin embargo, justo cuando parecía que alcanzaría el objetivo, la roca, como si estuviera maldita, rodaba de vuelta al pie de la colina, obligándolo a empezar de nuevo. Este castigo se conocería como el Mito de Sísifo.


Lo esencial del castigo no era el esfuerzo físico en sí, sino la imposibilidad de completarlo. La tarea carecía de un fin; no había recompensa, descanso, ni sentido detrás del esfuerzo. Este ciclo interminable se convirtió en la expresión máxima de la desesperación y el sinsentido. Representaba la futilidad absoluta, un esfuerzo perpetuo y sin propósito.


Desde una perspectiva moderna, el mito puede leerse como una alegoría de las dinámicas de motivación intrínseca y extrínseca. Sísifo podría simbolizar a alguien impulsado por recompensas externas (en este caso, la liberación de su castigo), pero atrapado en una tarea que carece de propósito intrínseco.


Es justamente la ausencia de un sentido interno que dote de significado a su esfuerzo, lo que hace que su condena sea percibida como eterna y sin esperanza. La falta de Motivación Intrínseca hace que el castigo, realmente sea un castigo.


Este mito encarna una idea crucial: las motivaciones externas pueden movilizar a las personas, pero, en ausencia de un significado intrínseco, las acciones pueden resultar alienantes y desprovistas de satisfacción. La intervención en equipos y profesionales que sólo atiendan a la motivación extrínseca, quedarán a mitad de su efectividad si no consideran también el sentido que las personas dan a lo que hacen. El sentido al desempeño y a su valor, la motivación intrínseca.


Cómo hacer crecer el Talento


El talento individual no es únicamente una cuestión de habilidades innatas o aprendizajes adquiridos, sino también del compromiso y la pasión con que se cultivan esas capacidades. Las personas motivadas intrínsecamente tienden a profundizar en aquello que les interesa, a desafiarse constantemente y a perseverar frente a las dificultades.


Sin embargo, cuando las condiciones externas privan de autonomía o reducen las tareas a una rutina repetitiva, como el castigo de Sísifo, el talento puede quedar estancado o incluso desaparecer. Las recompensas externas pueden ser útiles en ciertos momentos, pero solo el interés genuino y el sentido de propósito permiten que las personas alcancen su máximo potencial.


En las organizaciones, la relación entre motivación y talento es aún más crucial. La capacidad de una empresa para prosperar depende en gran medida de cómo gestiona el talento de sus empleados. Sin embargo, demasiadas organizaciones caen en la trampa de estructurar sistemas basados exclusivamente en incentivos extrínsecos, olvidando que el verdadero compromiso proviene de la conexión intrínseca de las personas con su trabajo.


Además, diseñar tareas y objetivos que resuenen con los valores individuales no solo beneficia a los empleados, sino que también refuerza la misión y la sostenibilidad de la organización. En este sentido, las empresas tienen la responsabilidad de evitar que las personas empujen “rocas sin sentido” y, en su lugar, ayudarlas a encontrar propósitos que les permitan crecer.




Referencias

  • Deci, E. L., & Ryan, R. M. (1985). Intrinsic Motivation and Self-Determination in Human Behavior. Springer.

  • Vroom, V. H. (1964). Work and Motivation. Wiley.

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